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Antecedentes 

La Facultad de Educación es el resultado de una larga serie de transformaciones que inició con la creación de la Escuela del Magisterio, que formaba maestros de nivel secundario y contaba con un Departamento de Aplicación, hoy Escuela Carmen Vera Arenas.

En 1959 comenzó el dictado de cursos de especialización docente en Jardín de Infantes y Readaptación en la Escuela del Magisterio, dependiente entonces de la Facultad de Filosofía y Letras. Diez años más tarde, con el propósito de profesionalizar la formación docente, se concretó una reforma de los planes de estudio de las escuelas normales. Se produjo así la separación de la enseñanza del nivel secundario de las normales, y se llevó  la formación docente a Nivel Terciario. Debido a ello la Universidad Nacional de Cuyo suspendió la formación de maestros en el nivel secundario y creó el Nivel Terciario (Ord. 30/71).

En 1978, mediante la Ord. 3/78 se dispuso el ordenamiento curricular del nivel terciario para las carreras de: profesor de educación primaria, en dos años; profesor de jardín de infantes y profesor de educación diferenciada especializado en débiles mentales, en tres años de duración.

Diez años más tarde, en 1986, el Consejo Superior de la Universidad Nacional de Cuyo separa el Nivel Terciario del Nivel Medio de la Escuela del Magisterio, otorgándole el carácter de Unidad Académica bajo la denominación de Escuela Superior de Formación Docente, con dependencia del Rectorado, y continuó con un nivel primario de carácter experimental: el Departamento de Aplicación.

Escuela Superior de Formación Docente, primeros pasos como unidad académica

Este período se caracterizó por una gran apertura y una matrícula muy abundante que hizo que la Escuela, por carecer de edificio propio ya que funcionaba a partir de las 18.30 en la Escuela del Magisterio, tuviera que recurrir a la ayuda de distintos establecimientos escolares cercanos para poder contener a los inscriptos. Fue así como funcionaron subsedes en la Escuela Quintana, en la escuela Láinez (ambas de orden provincial) y en la Escuela de Comercio Martín Zapata.

Bajo la dirección de la Lic. Alicia Restiffo se concretó el cambio de los planes de estudio y la creación de nuevas carreras con un ciclo común y uno de orientación o especialización destinado a la formación de maestros: Profesorado de Nivel Elemental y las siguientes modalidades: Alfabetización y Educación de Adultos, Nivelación o Recuperación del Aprendizaje, Educación Rural y en Frontera, Nivel Inicial o de Jardín de Infantes.

El Consejo Superior decidió, en 1991, comenzar un proceso de reestructuración de la organización académica y administrativa de la Escuela Superior y nombró a la Dra. María Victoria Gómez de Erice como Directora Organizadora.

No solo se reforma el plan de estudios de formación básica sino que también se inicia un proceso de recuperación y transformación de los planes de estudio de educación especial que se dictaban en la Facultad de Antropología Escolar, cerrada durante el proceso militar en 1977. Es así como  surgen tres nuevas carreras: Profesorado de Sordos y Terapia del Lenguaje, Profesorado  Terapéutico  en deficientes Visuales y Profesorado Terapéutico en Ortopedagogía.

Además, la Dra. Erice junto con el Consejo Directivo toman la decisión de iniciar el camino de transformación de la Escuela Superior en Facultad. Gómez de Erice recuerda aquella época y relata:

"Con el transcurso del tiempo, en numerosas reuniones y acuerdos, advertimos que el carácter de Escuela Superior, un terciario, no nos permitía tener actividades y beneficios que sí tenían las Facultades. […] En una primera instancia, las autoridades lo veían como un imposible, pero la unidad del claustro y de las autoridades, Consejo Académico incluido, nos llevó a argumentar que si era importante que un pediatra, que trabaja con la infancia, debiera pasar por una Facultad, no era menos importante postular que la formación de maestros de educación común y especial también requería la formación universitaria, que nos permitiría el posgrado, la investigación y la extensión."

Facultad de Educación Elemental y Especial, una transformación necesaria

Finalizado el período de organización anterior, se solicitó al Consejo Superior la transformación de la Escuela Superior de Formación Docente en facultad, hecho que se concretó el 15 de noviembre de 1995 cuando la Asamblea Universitaria de la UNCUYO aceptó este pedido. La decisión quedó plasmada en la Ordenanza número Nº2/95-AU. 

Para ello fue necesaria una nueva reforma de los planes de estudio, hecho que se plasmó en el año 1997. Desde esta fecha la facultad se ocupa de la formación universitaria de profesores y licenciados para los niveles inicial, primario, la educación de personas con discapacidad y la educación de adultos, así como de la formación de técnicos en diversos campos.

Se convirtió en la primera facultad del país dedicada exclusivamente a la formación de docentes de nivel inicial, primario y especial con título de grado universitario. 

En 1998 la facultad comenzó a trabajar en la concreción de una idea que permitiera a sus graduados con título terciario anteriores y a docentes en servicio obtener un título universitario. Se ofrecieron así los Ciclos de Licenciatura en: Gestión de la Educación Especial Gestión Institucional y Curricular, Educación Inicial, Creatividad Educativa, Psicomotricidad Educativa, Educación Ambiental, Fonoaudiología  y Licenciatura en Documentación y gestión de la información. Posteriormente se sumó a esta oferta el Profesorado  Universitario en Informática y tres carreras de pregrado: Intérprete Superior de Lengua de Señas, Técnico Universitario en Documentación y la Tecnicatura en Cuidados Infantiles.

Asimismo, a partir de 2002, comenzó el desarrollo del posgrado con la creación de dos carreras: Maestría en Lectura y Escritura y Maestría  en Integración Educativa y Social. Se sumaría luego una oferta innovadora y demandada por el medio: la Especialización en Desarrollo Infantil Temprano.

En el año 2012 culminó un proceso de innovación curricular que resultó en la implementación de nuevos planes de estudio y carreras altamente demandadas que responden a los estándares que marcan las organizaciones internacionales y permiten a los graduados la inserción profesional inmediata.

Facultad de Educación, respuestas a demandas históricas

El nombre que la facultad llevó a partir de 1995, le permitió nacer como tal. Sin embargo, desde ese momento y en adelante, se planteó la necesidad de modificar la denominación desde una perspectiva legal, histórica, político-educativa y epistemológica, siempre bajo la bandera del respeto del ámbito de competencia dispuesto por la Asamblea Universitaria, su objeto de estudio y la incumbencia en relación con los sujetos destinatarios de sus acciones académicas, de investigación y de extensión.

La aprobación del cambio de nombre por parte de la Asamblea Universitaria, el 4 de noviembre de 2016, fue fruto de un amplio y prolongado proceso de consensos institucionales con las voces de todos los claustros que incluyó encuestas entre la comunidad educativa de la Facultad, análisis y opinión del Consejo Consultivo conformado a tal efecto (ex-Decanas y Vicedecanas); consulta a expertos en el área Educación a nivel nacional e internacional; estudio y opinión de la Asesoría Letrada de la Unidad Académica, conformación de una Comisión ad-hoc del Consejo Directivo 2011-2014 y de una Comisión Interfacultades.

La propuesta de cambio de denominación que la definió como Facultad de Educación, surgió en  defensa de la propia identidad ante toda la comunidad universitaria, una lucha ininterrumpida desde su creación misma.

A su vez, el crecimiento de la matrícula estudiantil a partir de la implementación de nuevos planes y carreras y la imposibilidad de ampliar el edificio que ocupa la Facultad en el centro de la Ciudad de Mendoza hicieron necesario prever un nuevo espacio. El proyecto de un nuevo edificio inicialmente fue gestionado por la Decana 2008-2011, Mgter. Norma Pacheco, y fue concebido para satisfacer necesidades devenidas del desarrollo de carreras vigentes,  proyectar la apertura de nuevas carreras de grado y de posgrado, como así también actividades de capacitación y servicio a la comunidad.

Se inició un lento camino de reformulaciones edilicias hasta que, en mayo de 2015, durante la segunda gestión de la Decana Dra. Mónica Castilla, se colocó la piedra fundacional en el terreno destinado a tal fin en el Centro Universitario. Así, el 13 de marzo de 2017 se inauguró la primera etapa del edificio.

El ingreso al campus universitario junto con el cambio de denominación, constituyen dos hitos largamente anhelados por la facultad. Significan la facilitación del acceso a los múltiples servicios que allí se ofrecen pero, sobre todo, significan una inserción real de nuestra comunidad en la vida universitaria.


Fuente: extracto del libro de García, A y otros (2017). Encuentro de saberes. 1a. ed.. Mendoza, Argentina: EDIUNC. 278 pp. Accesible en bdigital.uncu.edu.ar/9824.