Desde 1966 la Conferencia General de la UNESCO determinó que 8 de septiembre se celebre el Día Internacional de la Alfabetización. Esta efeméride se conmemora cada año en todo el mundo, con un lema propio vinculado a las circunstancias más relevantes de ese año, para recordar al público la importancia de la alfabetización como factor de dignidad y de derechos humanos, así como para lograr avances en la agenda de alfabetización con miras a una sociedad más instruida y sostenible.

Esta fecha invita a reflexionar sobre la escritura y reconocerla como una de las conquistas más relevantes en la historia de la humanidad. La adquisición de este sistema de representación simbólica que es netamente cultural, transforma la mente humana y por su carácter epistémico y nos permite maneras nuevas de pensar, de comprender, de sentir y de disfrutar.

Según la UNESCO “El Día Internacional de la Alfabetización 2021 examinará de qué manera la alfabetización puede contribuir a construir cimientos sólidos para una recuperación basada en el ser humano, haciendo hincapié en las interacciones entre la alfabetización y las competencias digitales que necesitan los jóvenes y adultos no alfabetizados. Asimismo, sacará provecho de los factores que propician que la alfabetización se base en la tecnología inclusiva y útil, para que nadie quede rezagado. De este modo, este Día representa una oportunidad para repensar el futuro de la enseñanza y el aprendizaje en el ámbito de la alfabetización, en el contexto de la pandemia y más allá de esta.” Fuente: https://es.unesco.org/commemorations/literacyday

En coincidencia con esto Marynne Wolf (2020), investigadora estadounidense, en su último libro plantea una fuerte inquietud: "Me preocupa tanto qué leemos como el hecho de cómo leemos. ¿Nos proporcionan los contenidos que leemos en nuestro entorno actual el bagaje suficiente para afrontar las exigencias específicas de la vida en el siglo XXI y la formación del circuito cerebral de lectura profunda? (2020). Frente a lo expuesto, una propuesta para minimizar los riesgos y afianzar el futuro: formar lectores bialfabetizados, es decir, lectores competentes en entornos digitales y en papel, capaces de aprovechar las bondades y oportunidades que ofrecen ambos soportes. El objetivo de esta investigadora no es otro que el de seguir formando ciudadanos alfabetizados –es decir, lectores analíticos, reflexivos, críticos, empáticos e imaginativos–, para garantizar el futuro de la democracia.”

(En Ortega de Hocevar, 2021. Plenaria I Jornadas I ReAd Primera Reunión de Adquisición de la lectura en Argentina)