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¿Por qué prescindir de los términos "elemental" y "especial"?

La modificación del nombre de esta Unidada Académica por el de FACULTAD DE EDUCACIÓN será tratado por la Asamblea Universitaria el viernes 04 de noviembre a partir de las 9:00 en el Salón de Grado de la Facultad de Ciencias Económicas. Es la primera vez desde su creación en 1995, que esta demanda histórica de nuestra comunidad educativa entra en el temario de la Asamblea. Compartimos aquí más voces que formaron parte de la consulta abierta realizada en 2013 y que permiten hoy ir a la instancia superior con apoyos y argumentos históricos y epistemológicos sólidos.

01 de noviembre de 2016, 17:58.

imagen ¿Por qué prescindir de los términos "elemental" y "especial"?

Transcribimos a continuación un fragmento del texto elevado por una de las más destacadas especialistas en Educación del país, Susana Vior, quien fuera consultada en relación con la modificación del nombre de nuestra Facultad. El texto completo, junto a todo el material recopilado forma parte del Expediente-FEE 12202/2015 que se encuentra actualmente en Rectorado.

"Coincido con vuestro planteo de que la denominación de una institución, en este caso la Facultad, tiene que ver con su naturaleza, funciones y rasgos construidos en su historia. En este sentido, el nombre actual de la Facultad se corresponde con tradiciones pedagógicas, filosóficas y político educacionales de una historia que desearíamos haber superado.

Desde las primeras etapas de nuestra historia, y a partir de la Constitución Nacional de 1853, nuestro sistema educativo estuvo constituido por tres niveles de enseñanza: primario, secundario y superior. Ya en 1870, al crearse la primera Escuela Normal de la ciudad de Paraná, se planteó la formación de maestros para la escuela primaria. Se inicia allí la etapa del normalismo, entendido como corriente filosófica, política pedagógica, identificada con la educación pública, laica, democrática, con fuerte énfasis en el saber científico y la formación de ciudadanos.

La denominación de enseñanza o escuela elemental para el nivel primario fue superada, en 1884, con la sanción de la Ley 1420. Hacia fines de la década de 1880 quedaban algunas escuelas llamadas elementales que solo ofrecían los primeros grados.

Debemos acercarnos a fines de la década de 1960 para encontrar un proyecto conservador autoritario  que pretendió reestructurar el sistema educativo en su conjunto. Me refiero al gobierno de facto del Gral. Onganía que se inicia en 1966 y que en 1968 intenta la “refundación” de la educación argentina. Propone el acortamiento de los niveles primario y secundario y la creación de la escuela intermedia. Es una etapa en la que pueden identificarse concepciones, propuestas, medidas, que tienen elementos comunes con las de los gobiernos conservadores de la década de 1930 y que reaparecen, luego, con la “transformación educativa” de los años 90.

Por Res. Min. 1111/68 se suprime la formación magisterial en el nivel secundario y por Res. Min. 2321/70 se inicia la formación en el nivel terciario,  adecuando la formación de los docentes a la “nueva” organización del sistema educativo y estableciendo diferentes jerarquías según el nivel del sistema en el que estos nuevos profesores fueran a trabajar. Propone una formación diferenciada para el nuevo nivel intermedio “al que no se dirige la mayoría de la población” dado que, según se argumentaba, la deserción se producía en el 5° grado de la escuela primaria y el acortamiento del nivel intentaba llevarlo a sus “formas naturales”. Es en ese momento y dentro de ese proyecto político social educacional, en que se crea el Profesorado de Nivel Elemental.

Necesario es recordar que esa reforma educativa recibió un rechazo generalizado por parte de la sociedad y obligó a su revisión y reformulación hasta que, finalmente, el Gral. Lanusse en 1972 la dejó sin efecto. A partir de inicios de 1973 el Profesorado pasa a denominarse para el Nivel Primario.

Resulta muy desconcertante que una Universidad Nacional como la de Cuyo, reconocida por su nivel de calidad y de actualización, dude hoy respecto del nombre de vuestra Faculta y que mantenga una denominación, por lo menos desjerarquizante, para una institución que realiza múltiples actividades propias de unidades universitarias.

La ley de Educación Nacional de 2006 regula un sistema educativo integrado por cuatro niveles de enseñanza: inicial, primario, secundario y superior. No existe la Educación Elemental.

Por otro lado, ya tampoco se corresponde con las concepciones actualmente vigentes la referencia a la Educación Especial. Hoy el objetivo es la Integración. Creo que desarrollan ustedes múltiples y valiosa actividades de docencia, investigación y extensión que conducen, casi naturalmente, al reconocimiento como Facultad de Educación."

Susana Vior trabajó durante 22 años como docente de Enseñanza Media y formación de docentes. Profesora de Política Educacional en el Departamento de Educación de la UNLU y directora de la maestría en Política y Gestión de la Educación en esa misma casa de estudios.

Es investigadora y ha publicado numerosos trabajos entre los que cabe mencionar: “Conservadurismo y formación de maestros”, “La Universidad Argentina en los `90. Políticas, procesos y propuestas” “La Nación, el Estado y la Educación: entre el liberalismo social y el liberalismo conservador”. Ha escrito artículos para Le Monde Diplomatique analizando las políticas educacionales en Argentina y América Latina.

*El material citado forma parte del Expediente-FEE 12202/2015.

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