La Facultad de Educación de la UNCuyo conmemoró el Día de los Derechos Humanos en el marco de la fecha que cada año, el 10 de diciembre, recuerda la aprobación de la Declaración Universal de 1948 y la vigencia de los derechos fundamentales en la vida democrática de Argentina.
El homenaje se dividió en dos momentos centrales. El primero fue la presentación de una instalación vinculada a la memoria y a los derechos humanos. El segundo fue la plantación de un árbol en homenaje a Sofía D’Andrea y Juan Castro, figuras que impulsaron acciones y espacios de formación sobre Memoria, Verdad y Justicia dentro de la Universidad y en Mendoza.
Ambas iniciativas marcaron un punto de encuentro entre historia, trabajo institucional y compromiso colectivo, y se consolidaron como un gesto que buscó sostener la presencia de estos principios en la formación docente.
La decana Ana Sisti abrió su intervención con una definición sobre el compromiso de la Casa de Estudios: “Tal como lo he mencionado anteriormente, nuestra Facultad tiene la convicción irrenunciable de defender, reivindicar y educar en pos de un paradigma de derechos”.
Sisti recordó el camino institucional: “La Universidad Nacional de Cuyo, como institución pública, gratuita, laica, democrática, inclusiva y de calidad, propició espacios de reflexión y promoción sobre los derechos humanos”. También mencionó los orígenes de la actual Facultad: “Las primeras gestiones que dieron origen a la Escuela Superior de Formación Docente surgieron del derecho a la educación superior como un derecho inclaudicable”.
En su lectura sobre el presente afirmó: “Seguimos de pie en el mismo sitio, con muchas conquistas colectivas, pero sabiendo que nos faltan muchas por alcanzar”. Y explicó la intención del homenaje: “Quisimos dejar un ícono, una señal de que los derechos humanos en la Facultad de Educación son fundantes”.
Al recordar a D’Andrea y Castro destacó los caminos que dejaron en la comunidad. Sobre Sofía dijo: “Dejó huellas para siempre en nuestras vidas”. Sobre Juan afirmó: “Supo sembrar en cada una de las vidas que atravesaron su camino la semilla del compromiso, la defensa y la promoción de los derechos”.
La rectora de la UNCuyo, Esther Sanchez, acompañó la jornada y sostuvo el sentido institucional del acto. “Entiendo que Ana expresó el sentir de una comunidad”. Enfatizó también la necesidad de formación en la temática: “Si uno no habla de que hubo un tiempo en el que no vivimos en democracia, es muy difícil que se valore vivir en democracia”.
Sánchez marcó además el rol de la universidad: “Tenemos derecho a educarnos, a formarnos, a investigar, a construir”. En su cierre agradeció la iniciativa: “Gracias por dejar esta huella. Este árbol y este homenaje marcan este día como como un hito”.
Un árbol como símbolo de la memoria y la resistencia
La vicedecana de la Facultad de Educación, María Ximena Erice explicó que el ejemplar de Acacia Visco que se plantó no fue una elección al azar. Al respecto señaló que: "Este árbol simboliza la resistencia y la vitalidad de Juan y Sofía, representando la persistencia de la vida y la fuerza de su legado".
La voz de la familia de Sofía D’Andrea
Luciana, una de sus hijas, tomó la palabra junto a un texto de su hermana Alba y se refirió a su madre como docente de toda la vida. Sostuvo además que su condición de sobreviviente la comprometió a ser tejedora de la memoria.
Recordó a su madre como colectiva: “Siempre colectivizó todo, no hizo nada para rédito propio”, señaló. Y la citó en una frase que la caracteriza: “No me arrepiento de nada, porque estuve a la altura de la historia y siempre estuve donde tenía que estar”.
En relación con el homenaje expresó: “La plantación del árbol me pareció significativo que sea con Juan, porque mi mamá siempre fue colectiva”.
Los aportes sobre Juan Castro
Emiliano Rosell, compañero de trabajo, habló en representación de las personas cercanas, amistades y familiares de Juan Castro. En su intervención repasó su recorrido y la forma en que sostuvo espacios de participación vinculados a la Memoria, la Verdad y la Justicia. También destacó los vínculos que construyó y la marca que dejó en quienes compartieron su trabajo cotidiano.