El 28 de julio de 1950 Dalila de Costallat recibió la certificación de la especialidad, convirtiéndose en la primera psicomotricista argentina. Obtuvo su formación en Francia y en su homenaje se instauró el Día del Psicomotricista.
El psicomotricista se ocupa, mediante los recursos específicos derivados de su formación, de abordar a la persona desde la mediación corporal y el movimiento. Su intervención va dirigida tanto a sujetos sanos como a quienes padecen cualquier tipo de trastornos y así sus áreas de intervención serán tanto a nivel educativo como reeducativo o terapéutico.