La doctora en Gestión y Planificación para la Calidad Educativa, Fernanda Ozollo, fue la encargada de cerrar el ciclo “La evaluación patas arriba: aprendizaje en pandemia y pospandemia” que se propuso reflexionar sobre la evaluación en épocas de incertidumbre que trae la pandemia.
Su conferencia “De Rupturas y Costuras en Evaluación: desafíos y prospectiva” hizo un repaso de lo anteriormente desde el comienzo del ciclo. Para eso repasó aquello que sus antecesoras tuvieron en común y también lo diferente.
Antes del inicio la vicedecana Ximena Erice presentó a la conferencista y aclaró la intención de la Facultad de Educación en la organización de este ciclo fue dar respuesta a la propia comunidad educativa que estaba muy preocupada por la evaluación y que estaba ávida de conocer otras experiencias y escuchar otras voces. Por otra parte adelantó que es intención de la Facultad de organizar para el año que viene un taller de buenas prácticas “para ayudarnos entre nosotros”, señaló.
Sobre la base común de todas las especialistas que la antecedieron en las conferencias del ciclo Ozollo puntualizó en que al reflexionar sobre evaluación las expertas enfatizaron la necesidad de tener clara la finalidad. “Cuidado con empezar con el cómo sin pensar en el para qué”, advirtió, al tiempo que añadía que es necesario empezar a pensar en el futuro: “cuál es la finalidad de la evaluación en esta Facultad, en cada uno de nosotros”, dijo.
La experta señaló que el contexto de la pandemia hizo visibles ciertas situaciones sobre evaluación que ya se venían pensando y que se sumaron dificultades “al tener que evaluar en un medio desconocido y que profundizaba las diferencias”, en referencia a la virtualidad. Ozollo analizó también cómo el umbral de accesibilidad bajó fuertemente en Argentina y señaló que el 60% de la población escolar trabaja por whatsapp y no por videoconferencia. “Hoy el que no tiene conectividad no está directamente”, sostuvo al tiempo que añadía que “la mayoría de los docentes nos hemos visto afectados, interpelados y movilizados porque hemos salido a buscar a nuestros estudiantes con lo que teníamos”.
Ya más inmersa en la dicotomía entre presencialidad física o virtual Ozollo aseveró que “la escuela es irremplazable pero también hemos reconocido que los entornos virtuales son innegables”, ya que son los espacios por donde circulan y transitan los estudiantes, dijo.
Sobre el futuro próximo cercano aventuró que “vamos a tener un contexto sólido y líquido”, en referencia a que sólido es la estructura que permanece, en tanto lo líquido es lo que permite el cambio. “La virtualidad nos ha dado la posibilidad de repensarnos en nuestras propias prácticas”, señaló la directora de la Maestría en Enseñanza en Escenarios Digitales.
La docente analizó los comportamientos de los jóvenes y los niños y aseguró que los estudiantes están aprendiendo mucho más en la educación no formal y popular que en la educación académica y que lo hacen de manera colectiva, no individual. A propósito de esto Ozollo añadió que la finalidad del escenario digital es el procesamiento de la información, la búsqueda, el análisis y la observación. Y que es necesario darse cuénta cómo los estudiantes buscan información. “Tenemos que darnos cuenta cuáles son los caminos cognitivos y emocionales que hacen nuestros estudiantes y poder reconocer eso como procesos de aprendizaje”.
Hacia el final, la decana Ana Sisti, despidió a los más de 100 asistentes a la conferencia y dijo que “aprender en el intercambio, aprender del otro nos ayuda a mejorar” y añadió que este es “el mejor aprendizaje que le podemos dar al estudiante”. La responsable de la conducción de la Facultad de Educación se comprometió a que este ciclo es sólo el inicio de lo que vendrá. “Vamos a llevar adelante el cambio de lo que queremos como institución”, cerró.