Con una modalidad de taller, donde los participantes debían opinar, reflexionar y debatir, se dio inicio al programa EBA de la Facultad de Educación de la UNCuyo. Es una propuesta que busca innovar en la formación y el aprendizaje con modalidad abierta y mixta y que incluye, además, la producción de contenidos educativos en múltiples soportes y formatos.
El primer encuentro, que tuvo lugar en Meet, reunió alrededor de 15 profesores de la Unidad Académica que representaron a diferentes espacios curriculares de la formación general. La vicedecana María Ximena Erice explicitó la inserción del programa EBA en el marco del área de prospectiva que se está trabajando en la institución. “Es una oportunidad de aprendizaje, de podernos ver, de escucharnos, de debatir, discutir y de pensarnos hacia adelante, soñar qué queremos. Comprender qué significa la bimodalidad y las particularidades y características que todos tenemos en nuestros espacios curriculares, las particularidades de nuestros estudiantes y del contexto”, dijo.
Erice añadió que la bimodalidad apunta a resolver las necesidades que hoy representa la pandemia pero que lo más importante es pensar en la Facultad hacia adelante. “Una facultad bimodal es el futuro”, sostuvo; al tiempo que añadió que por supuesto se deben tener en cuenta las características de cada espacio curricular y analizar qué aspectos se adaptan mejor a la presencialidad y cuáles a la virtualidad.
La Vicedecana dijo que esta propuesta nació con la intención de hacer un acompañamiento profundo a los docentes de la Facultad de Educación. “Sabemos que la soledad ha sido mucha”, dijo y aclaró el alcance del concepto de ecosistema en el proyecto EBA. “Tiene un peso importante porque tiene que ver con elementos que conforman los sistemas, pero por sobre todo la importancia radica en las interacciones que se producen. Fundamentalmente interesa analizar las interacciones entre las personas, los recursos, la tecnología, los saberes, el contexto y las posibles articulaciones que se producen tal como es el trabajo en redes”, cerró.
A continuación la directora de EBA, Fernanda Ozollo, inició el trabajo de taller propiamente dicho. Se refirió a las diferencias entre el año pasado y este con respecto al trabajo virtual al que obligó la pandemia de Coronavirus. “El año pasado estabamos en una sensación de maroma, no sabíamos dónde íbamos ni qué teníamos que hacer. Este año sabemos qué queremos pedirle a la virtualidad” sostuvo.
Ozollo explicó que desde el año pasado a este ha habido un corrimiento, que todavía hay incertidumbre, pero que está más relacionada con factores externos que con cuestiones internas y personales, donde hay más certidumbre donde está más claro lo que el docente quiere hacer. “Sabemos qué dio resultado y qué no, qué le queremos pedir a la Institución”, señaló.
Los participantes se involucraron en una dinámica de trabajo para reflexionar sobre aspectos negativos y positivos de lo que fue el trabajo docente en la virtualidad desde que comenzó la pandemia. Entre los aspectos positivos se recuperaron una mejor administración del tiempo y el aprendizaje y variedad de recursos que incorporaron los docentes y que permitieron variedad de posibilidades y de respuestas en el trabajo con los estudiantes.
Entre las opiniones sobre los aspectos más negativos hubo acuerdo sobre la falta del vínculo cara a cara. “Lo que más alteró el aislamiento es la ruptura del tiempo y el espacio”, explicó Fernanda Ozollo y añadió que no hay dudas de que la presencia física es imprescindible. “La virtualidad es un caos que tuvimos que ordenar. Para lo académico no habíamos encontrado cómo organizar el espacio virtual. Las instituciones no estaban preparadas para esto”, analizó la especialista.
Más adelante la Directora de EBA apuntó a uno de los objetivos centrales de los talleres: la necesidad de analizar y pensar cómo será la Facultad de Educación del futuro cercano. “La apuesta o el desafío es pensar en la bimodalidad, es pensar en cuando volvamos a la presencia física y desaparezca la necesidad de la virtualidad”, señaló Ozollo. En ese sentido y pensando en el futuro puntualizó en que es necesario pensar qué aspectos se pueden potenciar con la virtualidad y cuáles con la presencia física y de poder decidir qué hacer presencialmente y qué se enriquecerá más con la virtualidad.
Con respecto a uno de los aspectos que requieren más reflexión los participantes puntualizaron sobre la dificultad de identificar en la virtualidad uno de los temas medulares de la enseñanza-aprendizaje: cuándo saber que se está enseñando y cuándo saber que los demás están aprendiendo. Al respecto la académica se preguntó cómo se sabe en la presencialidad y agregó que será necesario identificar esas situaciones para utilizarlas en la virtualidad. “El desafío es preparar una institución que esté a la altura. De un momento donde se reconoce que hay una alteridad del tiempo, del espacio y de la interacción” dijo.
Las responsables de la organización adelantaron que la idea más adelante es dialogar entre docentes y en una etapa posterior trabajar con los estudiantes, sus expectativas, necesidades y reflexiones sobre la Facultad bimodal.